domingo, 29 de septiembre de 2013



SINCERIDAD
Más, qué puede hacer un corazón
cuando le perturba una pena,
si hasta se pierde la razón
y el alma de tristeza está llena.

Es que el viejo tiempo sigue su camino
a pesar de las huellas que nos deja:
para unos la alegría es su destino
mientras a otros el dolor aqueja.

Ruego sin embargo porque encuentres
la felicidad que tanto has anhelado,
aunque me duela, y no se cómo acepte
que esa dicha no la tengas a mi lado.

Y es que nunca alcanzaré a comprender
cómo fue que dejaste de ser mía;
más hoy solo quiero, desde el fondo de mi ser
desearte mil felicidades en tu vida.

Del Poemario "Del amor y otras amarguras"


DESILUSIÓN

Buscar el amor en brazos ajenos
creyendo que encontramos felicidad,
solo hallar la mezquina ruindad
cuando de amor otros están llenos.

Es que no puedo al fin creer
el egoísmo de tu frío corazón,
o es que he perdido la razón
si por algo sin valor creí padecer.

Tanto deseaba estar contigo
que en un momento pensé amor
o algo parecido a la ternura.

Y dejé al amor jugar conmigo
y que este amor muera en el ardor
del deseo, de la pasión, de la locura.

Del Poemario "Del amor y otras amarguras"


TUS OJOS

Yo no se lo que pude sentir
cuando vi esos ojos aquel día,
yo no se si pueda vivir
con este tormento el alma mía.

Yo no se si una mirada ofrece
a un mortal el paraíso,
pero en la tuya me parece
sentir del amor el hechizo.

Amor, ternura, pasión,
paz, quietud, ternura, vida,
misterio que llega al corazón
y el alma en la duda sumida.

Si alguien pudiera decirme
qué mismo de este sentimiento,
al menos pudiera morirme
sabiendo por qué este sufrimiento.

Qué tormento esta duda impía
me acompaña a cada instante,
no saber amiga mía
si adorarte como amante.

Pues no se si sería capaz
si de eso dependiera el vivir,
de solo darte un beso fugaz
o de amarte hasta morir.

Porque tanto pueden decir
en silencio esos ojazos,
que acaso prefiera morir
en la dulzura de tus brazos.

Del Poemario "Del amor y otras amarguras"


ESA NOCHE

Las sombres me envolvían esa noche
sin embargo mi mundo era de luz
porque estabas junto a mí.
Palpaba la presencia de tu cuerpo,
escuchaba de tus labios que me amabas,
te estrechaba y te acariciaba, me besabas,
no pedía ni quería más de la vida,
mi vida eres tú… y te tenía.

Y fuimos el amor y la pasión,
y el deseo ferviente, incontrolable
estallando y desbordándose
con toda la ansiedad contenida,
con la fuerza inmensa del huracán
que grita al mundo su furia
y anuncia a todos su infinito poder.
y mis labios se aferraban a los tuyos
y mis manos recorrían anhelantes
cada espacio de tu ardiente piel,
fundiéndome poco a poco en ti
en un sublime éxtasis de entrega total,
formando nuestros cuerpos uno solo,
como un solo corazón gritando de pasión.

Y es que éramos solo los dos,
no había más cielo que nuestro amor
ni más mundo que nuestros sentidos.
Mis promesas y tus juramentos,
cada palabra, cada suspiro nuestro
solo eran expresiones de amor,
de pasión y deseo reprimido,
de comunión de almas y de cuerpos,
de entrega sin condiciones ni hipocresías.

Porque me amabas y te amaba
sin importarnos el egoísmo de la gente,
porque el fuego del amor nos consumía
y nuestra pasión no se agotaba.
y nos deseábamos más… y más.
Te quiero, soy tuya repetías,
y en mi deseo de adoraba, te veneraba,
porque en verdad eras mía, solo mía.

Más tarde, el silencio,
algún te quiero, soy tuya, eres mío;
después del clímax, el regreso al mundo
cruel, inhumano, incomprensible.
sentía aún en mis brazos tu desnudez,
tu aliento entrecortado en mi faz,
pero… oh dolor, oh infinita desilusión,
de pronto mis brazos solitarios,
mis manos buscando en el vacío,
mis labios implorando tu nombre
y ya no estabas más;
escuchaba tu voz pero me faltabas,
otra vez me encontraba solo
y de nuevo las sombras me envolvían,
acaso en espera de la luz de tu amor
porque esa noche no mentiste,
porque en verdad me amaste y me sentiste,
porque disfrutaste y te extasiaste junto a mí,
porque tu cuerpo vibró junto al mío.

Y se qué anhelas igual que yo
volver a vivir esos momentos mágicos,
porque este amor para otros prohibido
para nosotros no puede morir.
Porque tu corazón, más que tus labios,
me dijo al final aquella frase
que la guardo en lo profundo de mi ser:
“gracias mi amor, por regalarme
la noche mas hermosa de mi vida”.

Del poemario:  “Del amor y otras amarguras”