domingo, 29 de septiembre de 2013



ESA NOCHE

Las sombres me envolvían esa noche
sin embargo mi mundo era de luz
porque estabas junto a mí.
Palpaba la presencia de tu cuerpo,
escuchaba de tus labios que me amabas,
te estrechaba y te acariciaba, me besabas,
no pedía ni quería más de la vida,
mi vida eres tú… y te tenía.

Y fuimos el amor y la pasión,
y el deseo ferviente, incontrolable
estallando y desbordándose
con toda la ansiedad contenida,
con la fuerza inmensa del huracán
que grita al mundo su furia
y anuncia a todos su infinito poder.
y mis labios se aferraban a los tuyos
y mis manos recorrían anhelantes
cada espacio de tu ardiente piel,
fundiéndome poco a poco en ti
en un sublime éxtasis de entrega total,
formando nuestros cuerpos uno solo,
como un solo corazón gritando de pasión.

Y es que éramos solo los dos,
no había más cielo que nuestro amor
ni más mundo que nuestros sentidos.
Mis promesas y tus juramentos,
cada palabra, cada suspiro nuestro
solo eran expresiones de amor,
de pasión y deseo reprimido,
de comunión de almas y de cuerpos,
de entrega sin condiciones ni hipocresías.

Porque me amabas y te amaba
sin importarnos el egoísmo de la gente,
porque el fuego del amor nos consumía
y nuestra pasión no se agotaba.
y nos deseábamos más… y más.
Te quiero, soy tuya repetías,
y en mi deseo de adoraba, te veneraba,
porque en verdad eras mía, solo mía.

Más tarde, el silencio,
algún te quiero, soy tuya, eres mío;
después del clímax, el regreso al mundo
cruel, inhumano, incomprensible.
sentía aún en mis brazos tu desnudez,
tu aliento entrecortado en mi faz,
pero… oh dolor, oh infinita desilusión,
de pronto mis brazos solitarios,
mis manos buscando en el vacío,
mis labios implorando tu nombre
y ya no estabas más;
escuchaba tu voz pero me faltabas,
otra vez me encontraba solo
y de nuevo las sombras me envolvían,
acaso en espera de la luz de tu amor
porque esa noche no mentiste,
porque en verdad me amaste y me sentiste,
porque disfrutaste y te extasiaste junto a mí,
porque tu cuerpo vibró junto al mío.

Y se qué anhelas igual que yo
volver a vivir esos momentos mágicos,
porque este amor para otros prohibido
para nosotros no puede morir.
Porque tu corazón, más que tus labios,
me dijo al final aquella frase
que la guardo en lo profundo de mi ser:
“gracias mi amor, por regalarme
la noche mas hermosa de mi vida”.

Del poemario:  “Del amor y otras amarguras”

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