jueves, 17 de octubre de 2013



AMIGO MÍO
(A la memoria de un entrañable amigo: Bolívar Chávez Quinteros, que amó tanto al río que le entregó la vida).

Te fuiste en silencio amigo,
tan noche,
muy discretamente
como fue tu vida.
Alegre en tu tristeza,
abierto en tu silencio,
amigo en tu soledad,
hombre digno en tu humildad
y muy grande en tu orgullo,
fuiste siempre…
el amigo.
Amigo, hombre,
sincero como nadie,
fuiste de un solo amor
y a él la vida entregaste.
Tu vida fue el río,
amor apasionado, sin reservas,
amor fiel sin condiciones,
amor que da la vida
y la quita cuando la quiere,
porque la vida cuando se ama
ya no es nuestra,
pertenece a ese amor…
y tu vida fue del río.
Y así debió ser
porque eso es el amor:
sublime pero cruel,
entrega y egoísmo,
pasión y decepción,
vida y muerte.
Y el amor son celos,
posesión total.
Tú, amigo, y el río
fueron el amor posesivo
y el río te quiso para él,
solo para él,
para nadie más;
y te quiso con él
y te llevó en sus brazos;
te amó tanto una noche
que ya no quiso compartirte
y te acogió en su tibio seno;
y te llevó a un sitio hermoso
donde te amará por siempre
porque tú amaste al río
y el río te correspondió,
porque al final
nunca fuiste nuestro,
de nadie,
solo de él,
amigo mío.
Fuiste tu y el río
y así debió ser,
porque el amor es todo
y es nada,
y con él te fuiste,
en sus brazos,
para siempre,
feliz,
en silencio,
en paz…
Amigo mío.

Marco Alulema Miranda

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