martes, 8 de octubre de 2013



SOLEDAD.-

Cuántas horas de espera
con  la ilusión en el alma
y la ansiedad en el pecho;
solo una promesa de tus labios
sin pensar en el dolor
que causaba tu ausencia
desesperante, cruel.

Y esas horas pasaron
como el río a mi lado:
implacables, incontenibles,
despreciando mi soledad
cada vez más grande, más mía,
mi fiel soledad infinita
que nunca se hace esperar,
que está aquí, eterna, a mi lado.

Hoy te vi como en un sueño,
eras una flor junto a ese río;
y nuevamente la ilusión,
la ansiedad, la esperanza,
que otra vez se las lleva el viento
con tu cruel y silente desprecio,
la presencia ausente de tu cuerpo
que al final igual se aleja
dejándome de compañera
a la de siempre, la única,
mi única, mi fiel soledad.

M.A.M.

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