SOLEDAD.-
Cuántas
horas de espera
con la ilusión en el alma
y la
ansiedad en el pecho;
solo una
promesa de tus labios
sin pensar
en el dolor
que causaba
tu ausencia
desesperante,
cruel.
Y esas horas
pasaron
como el río
a mi lado:
implacables,
incontenibles,
despreciando
mi soledad
cada vez más
grande, más mía,
mi fiel
soledad infinita
que nunca se
hace esperar,
que está
aquí, eterna, a mi lado.
Hoy te vi
como en un sueño,
eras una
flor junto a ese río;
y nuevamente
la ilusión,
la ansiedad,
la esperanza,
que otra vez
se las lleva el viento
con tu cruel
y silente desprecio,
la presencia
ausente de tu cuerpo
que al final
igual se aleja
dejándome de
compañera
a la de
siempre, la única,
mi única, mi
fiel soledad.
M.A.M.
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